Mueble resignificado

Mueble antiguo o mueble viejo

No es necesario aclarar las razones que marcan la diferencia, pero cabe tener en cuenta, que un mueble viejo que ya no brinda el servicio para el que fue creado, puede prestarnos su alma. Es decir, su madera.

Encontramos muchos casos en los que se desea aprovechar un mueble viejo para construir uno nuevo; esto es valedero siempre y cuando no consideremos esta decisión como una opción económica.

Los trabajos de desarmado, traslado, adaptación, maquinado, pulido, teñido y lustrado, son, en estos casos, por demás complejos. Por ejemplo: si usted tiene desechado un viejo mueble de roble europeo y quiere con sus partes (siempre que sea posible) realizar uno nuevo, como parámetro de precio debe considerar la construcción del mismo mueble en roble europeo “nuevo”, desde ya muy difícil de obtener en nuestro mercado. Ya que si lo compara con uno de aglomerado o de pino, se llevará una gran desilusión. Si luego de analizar estos detalles, ha dado con un artesano que sepa y quiera emprender el trabajo con responsabilidad, obtendrá sin duda alguna un excelente resultado.

Pensemos ahora en otra posibilidad:
la resignificación de un objeto o mueble.

Un mueble ha sido creado para cubrir determinadas funciones. Por diversas razones, queremos prescindir de su funcionalidad, pero nos atrae su estética, o por qué no, su historia… tal vez familiar. Pues bien, podemos enmarcar un cuadro con un antiguo respaldo de cama provenzal, podríamos hacer una mesa de living con una verja en desuso, hacer un perchero de pared con una vieja banderola, una hermosa biblioteca con un antiguo ropero, y muchas alternativas más.

Es fundamental para esto abrir ampliamente la imaginación, conservar los detalles de diseño de la pieza original y realizar la adaptación estructural necesaria sin alterar la estética básica del elemento de origen. Algunas veces el mueble u objeto re significado, toma una función única y exclusivamente decorativa en un ambiente; casos en los que respetaremos al cien por cien su diseño original y las huellas del tiempo. Ahora veamos la restauración de un mueble u objeto antiguo.

Es importante tener presente siempre el siguiente concepto, no hacer nuevos muebles viejos. Jamás aplicarle un lifting a un antiguo mueble ¡Permitámosle envejecer con dignidad!

Ejemplos: el montante de una puerta esta apolillado; debemos reemplazarlo. El bastidor que constituye la base está rajado; debemos encolarlo o reemplazarlo. Las molduras de la tapa de un trinchante están algo gastadas; solo debemos pulirlas.

En resumen: el mueble deberá seguir hablándonos del paso del tiempo y presentarse si, muy bien conservado, orgulloso de su madurez y gozando aún de muy buena salud. En cuanto a la terminación, deberíamos aplicar las técnicas originales de teñido y lustrado, evitando en lo posible poliuretanos y lacas al agua, aunque en los casos particulares de tapas de mesas, el poliuretano es altamente recomendable por su dureza.

Para poder llevar a cabo todas las tareas mencionadas, en los tres casos, es imprescindible el dominio absoluto de técnicas de manejo en los muy diversos materiales que se involucran. Citamos como ejemplo: resinas poliéster y epoxi, acrílicos, hierro, bronces, telas para tapicería, adhesivos, lacas y obviamente maderas, macizas y enchapadas.

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